Las emociones. Realizado por: Pérez Padilla Alberto.
Las emociones son estados
afectivos que experimentamos. Reacciones subjetivas al ambiente que vienen
acompañadas de cambios orgánicos -fisiológicos y endocrinos- de origen innato.
La experiencia juega un papel fundamental en la vivencia de cada emoción. Se trata
de un estado que sobreviene, súbita y bruscamente, en forma de crisis más o
menos violentas y más o menos pasajeras.
¿Qué
procesos incluyen las emociones?
En el ser humano, la
experiencia de una emoción generalmente involucra un conjunto de cogniciones,
actitudes y creencias sobre el mundo, que utilizamos para valorar una situación
concreta y, por tanto, influyen en el modo en el que se percibe dicha situación.
Durante mucho tiempo las
emociones han estado consideradas poco importantes y siempre se le ha dado más
relevancia a la parte más racional del ser humano. Pero las emociones, al ser
estados afectivos, indican estados internos personales, motivaciones, deseos,
necesidades e incluso objetivos. Aun así, es difícil saber a partir de la
emoción cual será la conducta futura del individuo, aunque nos puede ayudar a
intuirla.
A
los pocos meses de vida comenzamos a expresar emociones básicas como el miedo,
el enfado o la alegría. Algunos animales comparten con nosotros esas emociones
básicas. En los humanos se van haciendo más complejas gracias al lenguaje,
porque usamos símbolos, signos y significados.
Cada persona es diferente
Cada individuo experimenta
una emoción de forma particular, dependiendo de sus experiencias anteriores,
aprendizaje, carácter y de la situación concreta. Algunas de las reacciones
fisiológicas y comporta mentales que desencadenan las emociones son innatas,
mientras que otras pueden adquirirse.
Charles Darwin observó cómo
los animales (especialmente en los primates) tenían un extenso repertorio de
emociones. Esta manera de expresar las emociones tenía una función social, pues
colaboraban en la supervivencia de la especie. Tienen, por tanto, una función
adaptada.
Seis tipos de emociones:
Existen seis categorías
básicas de emociones:
MIEDO.
Anticipación de una amenaza o peligro que produce ansiedad, incertidumbre,
inseguridad.
SORPRESA.
Sobresalto, asombro, desconcierto. Es muy transitoria. Puede dar una
aproximación cognitiva para saber qué pasa.
ASCO
O AVERSIÓN. Disgusto, asco, solemos alejarnos del objeto
que nos produce aversión.
IRA.
Rabia, enojo, resentimiento, furia, irritabilidad.
ALEGRÍA.
Diversión, euforia, gratificación, contentos, da una sensación de bienestar, de
seguridad.
TRISTEZA.
Pena, soledad, pesimismo.
Las emociones tienen
diferentes funciones:
MIEDO:
Tendemos hacia la protección.
SORPRESA:
Ayuda a orientarnos frente a la nueva situación.
ASCO
O AVERSIÓN: Nos produce rechazo hacia aquello que
tenemos delante.
IRA: Nos
induce hacia la destrucción.
ALEGRÍA: Nos
induce hacia la reproducción (deseamos reproducir aquel suceso que nos hace
sentir bien).
TRISTEZA: Nos motiva hacia una nueva reintegración personal.
Expresiones faciales de las emociones
Los humanos tenemos 42 músculos diferentes en la cara.
Dependiendo de cómo los movemos expresamos unas determinadas emociones u otras.
Hay sonrisas diferentes, que expresan diferentes grados de alegrías. Esto nos
ayuda a expresar lo que sentimos, que en numerosas ocasiones nos es difícil
explicar con palabras. Es otra manera de comunicarnos social mente y de
sentirnos integrados en un grupo social. Hemos de tener en cuenta que el hombre
es el animal social por excelencia.
Las diferentes expresiones faciales son internacionales,
dentro de diferentes culturas hay un lenguaje similar. Podemos observar como en
los niños ciegos o sordos cuando experimentan las emociones lo demuestran de
forma muy parecida a las demás personas, tienen la misma expresión facial.
Posiblemente existan unas bases genéticas, hereditarias, ya que un niño que no
ve no puede imitar las expresiones faciales de los demás.
Aunque las expresiones también varían un poco en función de
la cultura, el sexo, el país de origen, etc. Las mujeres tienen más
sensibilidad para captar mejor las expresiones faciales o las señales emotivas
y esta sensibilidad aumenta con la edad. Otro ejemplo son los rostros de los
orientales, especialmente los japoneses, son bastante inexpresivos, pero es de
cara a los demás, porque a nivel íntimo expresan mejor sus emociones.
Las expresiones faciales también afectan a la persona que
nos está mirando alterando su conducta. Si observamos a alguien que llora
nosotros nos ponemos tristes o serios. Incluso podemos llegar a llorar como esa
persona. Por otro lado, se suelen identificar bastante bien la ira, la alegría
y la tristeza de las personas que observamos. Se identifican peor el miedo, la
sorpresa y la aversión.
Componentes conductuales
Las emociones poseen unos
componentes conductuales particulares, que son la manera en que éstas se
muestran externamente. En cierta medida son controlables, basados en el
aprendizaje familiar y cultural de cada grupo:
Expresiones faciales.
Acciones y gestos.
Distancia entre personas.
Componentes no lingüísticos
de la expresión verbal (comunicación no verbal).
Los otros componentes de las
emociones son fisiológicos e involuntarios, iguales para todos:
Temblor.
Sonrojarse
Sudoración
Respiración agitada
Dilatación pupilar
Aumento del ritmo cardíaco
Estos componentes son los
que están en la base del polígrafo o del «detector de mentiras». Se supone que
cuando una persona miente, siente o no puede controlar sus cambios
fisiológicos, aunque hay personas que con entrenamiento sí pueden llegar a
controlarlo.
¿Qué
es lo que nos produce el miedo a nivel fisiológico?
Cuando nos encontramos ante
un estímulo que nos provoca miedo o temor, nuestro cuerpo reacciona
activándose. De esta forma, nos preparamos para cualquier reacción de lucha o
huida que sea preciso a fin de protegernos, ya que nuestro impulso más básico
es el de la supervivencia.
La activación se produce de
la siguiente manera:
El lóbulo frontal de la
corteza cerebral por la acción del hipotálamo activa la glándula suprarrenal.
La glándula suprarrenal
descarga adrenalina.
Las pupilas se dilatan
El tórax se ensancha
El corazón se dilata,
aumenta la provisión de sangre.
Se produce un aumento de la
tensión arterial.
Los músculos se contraen.
El hígado libera glucosa, el
combustible de los músculos.
La piel palidece.
Los bronquios se dilatan
para aumentar el volumen de oxígeno.
En casos extremos la vejiga
urinaria se vaciará.
¿Qué
es la Inteligencia Emocional?
De la misma manera que se
reconoce el CI (cociente intelectual), se puede reconocer la Inteligencia
Emocional. Se trata de conectar las emociones con uno mismo. Saber qué es lo
que siento, poder verme a mí y ver a los demás de forma positiva y objetiva. La
Inteligencia Emocional es la capacidad de interactuar con el mundo de forma
receptiva y adecuada.
Características básicas y
propias de la persona emocionalmente inteligente:
Poseer suficiente grado de
autoestima.
Ser personas positivas
Saber dar y recibir
Empatía (entender los
sentimientos de los otros)
Reconocer los propios
sentimientos
Ser capaz de expresar los
sentimientos positivos como los negativos
Ser capaz también de
controlar estos sentimientos
Motivación, ilusión, interés
Tener valores alternativos
Superación de las
dificultades y de las frustraciones
Encontrar equilibrio entre
exigencia y tolerancia.
Daniel Goleman, explica que
la Inteligencia Emocional es el conjunto de habilidades que sirven para
expresar y controlar los sentimientos de la manera más adecuada en el terreno
personal y social. Incluye, por tanto, un buen manejo de los sentimientos,
motivación, perseverancia, empatía o agilidad mental. Justo las cualidades que
configuran un carácter con una buena adaptación social.
Las emociones en la
investigación científica
El psicólogo W. Mischel hizo
un experimento con niños de cuatro años. Les daba un caramelo y les decía que
tenía que irse un momento, pero que debían esperar a que él volviera antes de
comérselo, si lo hacían así él les daría otro caramelo como premio. El tiempo
que permanecía fuera era tan sólo de tres minutos.
Había niños que no esperaban
y se comían el caramelo. Posteriormente, hizo un seguimiento de los niños y
observó que los que no se habían comido el caramelo, eran más resistentes a la
presión, más autónomos, más responsables, más queridos por sus compañeros y
mejor adaptados en el medio escolar que los otros.
Reflexión final
Todas las personas nacemos
con unas características especiales y diferentes, pero muchas veces la manera
que tenemos de comportarnos o de enfrentarnos a los retos de la vida son
aprendidos. Desde pequeños, podemos ver como para un niño no está tan bien
visto llorar y expresar sus emociones como en una niña. Además, a los varones
se les exige ser más valientes, seguros de sí mismos.
También podemos observar
como, según las culturas, las mujeres son menos valoradas, tanto en el ámbito
personal como en el laboral, lo cual es el origen de opresiones y malos tratos.
Todo esto lo adquirimos sin darnos cuenta ya desde el momento en que venimos al
mundo nos comportamos como nos han «enseñado» a comportarnos.
Quererse a uno mismo, ser
más generoso con los demás o aceptar los fracasos, no siempre depende de lo que
hemos heredado. Por lo que hemos de ser capaces de seguir aprendiendo y
mejorando nuestras actitudes día a día. Aprender a ser más inteligentes emocionalmente,
en definitiva, a ser más felices.
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